MENAS
A ver, ¿por dónde empezamos?, no lo se. Sinceramente no se por donde empezar a tratar este tema, es tan indignante que me puede, y quizá no hable con propiedad ni coherencia en algunos momentos.
Empecemos por los titulares. “Desde Canarias se necesita reubicar a tres mil menores no acompañados”. “Cien menores no acompañados son los que llegan a diario a las costas de Canarias”, “El reparto de menores migrantes que propone el Gobierno a las Comunidades autónomas”, “El PP solo acepta el reparto voluntario de cuatrocientos menores”, “Vox amaga con romper gobiernos con el PP si acepta el reparto de menores migrantes llegados a Canarias”.
Necesidad, llegan, acepta, proponen, amagan. Primeramente que cuando en un lugar de España se crea una necesidad, esa necesidad se soluciona y no hay que dar lugar a que nadie acepte, proponga ni amague. ¿Acaso España no es una?, ¿acaso los que proponen, aceptan y amagan no consideran que esto es así?, y así lo gritan a boca llena con sus sentimientos patriotas. ¿O es que el patriotismo se nos olvida cuando no nos interesa? …
Y segundo, que realmente debería ser lo primero, está la humanidad que no la caridad sino la solidaridad, hacia menores. Ya no hablamos de los adultos, que por supuesto también merecen ser considerados por el simple hecho de ser personas. Estamos hablando de vidas humanas, no de objetos inertes sin vida que no sufren, ni sienten, ni padecen. Y lo hacemos con una frivolidad que espanta.
Nos cargamos de razones ridículas que merecen toda la vergüenza ajena que se pueda sentir. Porque yo trabajo, porque yo me levanto, porque yo me gano, porque a mí me cuesta, porque mis hijos estudian, porque a mis hijos los saco adelante. Enhorabuena, yo también. Y es así porque vivimos en un país que te da la oportunidad de hacerlo, porque hemos nacido al azar en él, porque tus condiciones y oportunidades no son las mismas.
Y el culmen de las frases intelectuales del momento: “Nos roban”.
¿Quién te roba a ti alma mía?, un inmigrante que llega medio moribundo en una patera deshidratado, o la factura de la luz, o todos los patriotas de pegatina que se empadronan en otro país para no pagar impuestos. ¡Ay que tu los pagas!, ¡vaya los inmigrantes que trabajan en el campo también! Si están contratados claro, porque cuantos ilegales, reclutados en gasolineras, tras recoger sandías son devueltos a la gasolinera sin un duro y sin poder denunciar en la Inspección de Trabajo por ser ilegales. Y la reina de las frases: Que se vayan a su país. Cómo?, ¿en avión?, después de recoger la sandía que te has comido y, que ese mismo avión los traiga mañana a primera hora para que no te falte en la nevera tu melón. Que de inteligencia solucionando problemas de política exterior, con que facilidad.
Tenemos un gran problema, sí, pero humanitario. La desesperación de personas por salir de sus países y agarrarse a un clavo ardiendo para poder optar a una vida mejor es una cuestión de los que mandan, para algo son los que manejan los hilos, para intentar que nadie tenga la necesidad de huir de casa, y si lo hacen sea en condiciones humanas y por elección propia, no por supervivencia.
Y si esto sucede, si la desesperación trae a nuestras costas a cientos de personas, ustedes, los que mandan, gestionen lo mejor posible el asunto. Dejen de eludir sus responsabilidades, que para eso les pagamos. No inculquen el odio ni tapen sus lamentables carencias a la hora de aportar soluciones con frases hechas.
Los menores son responsabilidad del mundo, y ustedes tienen que proporcionarles educación y amparo hasta que puedan valerse por si mismos. Intentar integrarlos y darles oportunidades. Poque la palabra MENA, menor extrangero no acompañado, no es sinónimo de ladrón, delincuencia ni amenaza. Eso puede que sea el resultado de su pésima gestión.
Comentarios
Publicar un comentario