PARA ENTENDER

Para entender el conflicto entre palestinos e israelíes hay que remontarse a muchos años atrás. 

Es la frase que llevo escuchando desde hace días. Y yo por más que intento comprender, no lo hago. ¿Qué hay que entender?, ¿la avaricia de Israel?, ¿la guerra civil entre Hamas y Fatah?, ¿el fanatismo islámico?, ¿los genocidios?, ¿el sufrimiento del pueblo?, ¿El apoyo de Estados Unidos a Israel?, ¿el vínculo entre Putin y Hamas?.

Bueno, estas dos últimas puede que las entienda, se resumen a intereses, cómo no, porque siempre están los que sacan tajada gorda de una guerra.  

Mientras la violencia reine en el medio oriente se desvía la atención de la guerra entre Rusia y Ucrania, y ya si desde Rusia se les manda armamento a los palestinos pues divinamente oye.

Por supuesto no podían faltar los del bando contrario a los rusos, porque Estados Unidos sabe, desde la guerra de los seis días, que Israel puede ser decisivo para imponer derrotas a los intereses soviéticos. Y estos llevan abasteciéndolos durante años con armamento militar.

Y luego está el pueblo llano, gobernado por locos, cobardes e inhumanos, que nunca están en primera línea de guerra, sino que manejan los hilos a su antojo desde sus cómodos sillones. 

A los simples mortales no les queda otra sino huir de aquello, pero ojo, que no los queremos en ningún sitio, ¿a donde van?, con lo grande que es el planeta, con la de campo que hay en el mundo, pero para ciertos pueblos no hay sitio. Y cuando lo hay estos no se conforman y quieren más de lo que se les ha proporcionado. 

Ya para rematar la faena, los que observamos todas estas atrocidades desde lejos, e intentan posicionar en uno u otro bando, para justificar de algún modo las barbaridades que no saben gestionar los gobernantes ¿y tú con quien estas con los israelíes o los palestinos?, hay hasta quienes se lo cuestionan y toman posición defendiendo a capa y a espada esta p. locura. Hoy miramos desde lejos y opinamos sin reparo, pero nos puede tocar de un momento a otro. Tengámoslo presente. Ya que, entre tanto sufrimiento de niños, personas inocentes y sangre derramada, una no se cuestiona quien lleva razón, ni la existencia del demonio en el infierno porque tengo clarísimo que el demonio lo llevamos nosotros, los humanos, dentro.